Las 6 claves de la comunicación para crecer en pareja es una fórmula que nos lleva a dirigir la atención a nuestro interior para crear relaciones más satisfactorias. ¿Quieres conocerlas?
¿De qué manera nos comunicamos con nuestra pareja? ¿Cuáles son los elementos que dan lugar a una comunicación que nos ayuda a crecer juntos?
Tal y como trabajamos en el Máster en Crecimiento Sexual y de Pareja con nuestro alumnado, una buena comunicación puede aportar calidad a nuestra relación de pareja y bienestar a nuestras vidas. Sin embargo, también puede ser una gran fuente de malestar cuando no sabemos utilizarla de manera eficaz.
Cuántas veces hemos sentido que nuestra pareja no nos comprendía o que, directamente, no nos escuchaba. Cuántas otras veces no nos hemos atrevido a hablar con ella de ciertos temas, por miedo a no saber cómo expresarnos. ¿Qué podemos aprender de nosotros cuando nos comunicamos con nuestra pareja? Al analizar nuestra forma de comunicarnos, podemos tomar consciencia de nuestras áreas de mejora y modificar todo aquello que esté dificultando la armonía.
¿Cómo podemos empezar a mejorar nuestra comunicación? Hoy me gustaría hablar de los 6 puntos clave que debemos tener en cuenta al comunicarnos con nuestra pareja si nuestro objetivo es fomentar el crecimiento conjunto.
C onstruir.
R eformular en positivo las quejas.
E scuchar.
C eñirse al tema.
E mpatizar.
R econocer la realidad subjetiva.
Veamos, una a una, las 6 claves.
Construir. Debe marcar el contexto de cada conversación.
Un diálogo constructivo es aquel que parte del respeto mutuo y que tiene como objetivo sumar, a partir del intercambio de mundos internos. Las intervenciones constructivas no buscan modificar el pensamiento de nuestra pareja, sino que su finalidad es crecer, tanto de manera individual como en pareja. Cuando nos preguntamos si la comunicación está siendo constructiva o destructiva, nos damos la oportunidad de detectar aquellos elementos que nos impiden crecer y podemos hacer los cambios necesarios.
Reformular en positivo las quejas. Expresarse sin buscar culpables y sin criticar.
Es tan importante reconocer nuestras emociones, como expresarlas en primera persona. Es decir, hablar de nosotros mismos y de cómo nos sentimos, pero sin criticar destructivamente el comportamiento de nuestra pareja y sin culpabilizarla de nuestros sentimientos y emociones. Cuando queremos expresar nuestro desacuerdo en relación a un comportamiento de nuestra pareja, resulta fundamental que pongamos el énfasis en la acción concreta, y no en la totalidad de la persona. ¿Qué es lo que le quiero expresar a mi pareja realmente? ¿Esta crítica va dirigida a construir o a destruir? ¿El hecho de que yo lo comparta con mi pareja, nos ayudará a crecer o sólo será una fuente de malestar? ¿Para qué se lo quiero decir?
Es muy importante expresar aquello que nos molesta o que no nos hace sentir bien, pero lo es todavía más, decirlo de manera adecuada. Compartiendo la responsabilidad de la situación, sin que la culpa recaiga sólo en uno de los miembros de la pareja y con el objetivo de crecer.
Escuchar. Con todos los sentidos, sin filtros y sin interrupciones.
Al abrir nuestros sentidos, podemos escuchar el mensaje completo que nos está transmitiendo nuestra pareja. No sólo debemos atender al componente verbal del lenguaje, sino que también tenemos que contemplar todo aquello que transmite el cuerpo sin el uso de la palabra. Ya que una mirada, un gesto o el tono de voz utilizado, a veces pueden resultar más significativos que el contenido verbal en sí.
Uno de los errores más frecuentes tiene lugar cuando atribuimos una intencionalidad concreta a las palabras de nuestra pareja, teniendo en cuenta nuestro propio criterio. Es decir, creamos un significado determinado del mensaje que recibimos, pasándolo únicamente bajo nuestro filtro. Ese filtro construido con nuestra historia personal, nuestras creencias, nuestras expectativas, nuestras propias emociones y sentimientos y con todo aquello que ya hemos vivido con nuestra pareja y con otras de anteriores. El filtro es tan opaco, que nos resulta muy complicado escuchar lo que verdaderamente nos está queriendo decir nuestra pareja.
Así, tras nuestra interpretación, nos permitimos emitir frases en tono absolutista como “Has hecho esto para que yo…” o cortamos a nuestra pareja porque “ya sé lo que me vas a decir”. En definitiva, la interpretación que hacemos determina nuestra respuesta y marca el inicio de una comunicación que nos aleja de crecer. Además, si mientras nuestra pareja nos habla, tenemos la mente ocupada pensando en lo que vamos a decir nosotros, sólo la estaremos escuchando parcialmente.
¿Qué pasaría si aprendiésemos a escuchar hasta el final y sin añadir intencionalidad? ¿Y si verificásemos nuestras interpretaciones acerca de lo que escuchamos? Muy probablemente, estaríamos más cerca del entendimiento real con nuestra pareja. Al cuestionarnos de qué manera estamos distorsionando el mensaje de nuestra pareja, nos damos la oportunidad de escuchar sin filtro. Y es precisamente al escuchar a nuestra pareja, cuando la conocemos más y cuando nos acercamos mutuamente.
En el siguiente diálogo, podemos ver lo que suele ocurrir cuando escuchamos a nuestra pareja a través de nuestro propio filtro:
- A: ¿Has visto mi paraguas?
- B: ¿Por qué tengo que tener yo siempre la culpa? ¡Tú eres el despistado!
- A: ¿Pero qué dices ahora? ¡Está claro que contigo no se puede hablar!
¿Cuál ha sido el motivo que ha llevado a la persona B a responder de esa forma a su pareja? ¿Y a la persona A? ¿Qué situaciones del pasado se les han activado al escucharse? ¿Con qué emociones han conectado?
Cuando interpretamos lo que nuestra pareja nos dice, en realidad estamos hablando de nosotros mismos a través de ella.
Ceñirse al tema. Hablar sin dobles mensajes, concretando y sin utilizar generalizaciones ni etiquetas.
Tal y como terminamos de ver, a menudo la escucha a través de los propios filtros, desata una serie de acusaciones entre ambos miembros de la pareja. ¿Están siendo justos con su pareja al etiquetarla? ¿Y con ellos mismos? ¿De qué están hablando realmente?
En la clave número 2, veíamos la importancia de poner la atención en el comportamiento concreto y no en la persona. Al realizar una crítica constructiva, es fundamental que nos centremos en la acción de ese momento, sin utilizar generalizaciones de Nunca/Siempre. Afirmaciones como: “¡Es que nunca me prestas atención!”, suelen ir de la mano de etiquetas del tipo: “¡Eres un egoísta!”. Cuando, tras una acción concreta y puntual que no se ha hecho tal y como nosotros esperábamos, etiquetamos a nuestra pareja, estamos siendo destructivos en lugar de dialogar para crecer.
Otro error muy habitual entre las parejas se da cuando utilizamos el doble sentido. Creamos mensajes ocultos que nuestra pareja debe descubrir y, en realidad, lo único que conseguimos es causar malentendidos y desazón. ¿Estamos hablando de lo que estamos diciendo o en el fondo nos estamos refiriendo a aspectos más profundos de la relación? ¿Qué es lo que estoy evitando expresar directamente?
Empatizar. Tratar de comprender y ponerse en el lugar de la pareja.
¿De qué manera estaban empatizando con su pareja los protagonistas de nuestro diálogo? ¿Y con ellos mismos? Muy probablemente, la situación no habría tenido lugar si, además de empatizar con su pareja, ambas personas hubiesen analizado sus propias emociones y las hubiesen expresado en un diálogo constructivo.
Tomar consciencia de nuestras emociones nos ayuda a gestionarlas mejor y a poderlas compartir con más facilidad. ¿Qué es lo que hace que viva como un ataque las preguntas de mi pareja? ¿Cómo se siente mi pareja cuando la acuso? ¿Estoy empatizando con ella o la estoy juzgando directamente?
Cuando prestamos atención a las emociones de nuestra pareja, las estamos validando y les estamos dando la importancia que merecen. Y es en esos momentos en los que nos permitimos crecer juntos.
Reconocer la realidad subjetiva. Tener presente que hablamos desde nuestras creencias y experiencias y que la realidad que estamos defendiendo como objetiva, se encuentra llena de subjetividad.
Otra dificultad recurrente en la comunicación en pareja tiene lugar cuando nos encontramos estancados en una discusión en la que cada uno intenta imponer su punto de vista, como si se tratase de la única realidad veraz y objetiva. Pero, si en lugar de luchar por ganar, buscamos sumar con nuestra pareja, promoviendo el intercambio real de ideas, no como una pelota de pin pon que es sacudida de un lado al otro, sino como los elementos que construyen un edificio, conseguiremos convertir la conversación en una herramienta poderosa.
Una buena comunicación puede ser la clave para afrontar los conflictos o puede actuar como un conflicto en sí mismo, agravando cualquier situación.
Flexibilizar nuestra comunicación, nos ayuda a desprendernos de los términos absolutos y rígidos que buscan imponer sus ideas. Nosotros no somos nuestras creencias, así que el hecho de que nuestra pareja no las comparta, no significa que nos acepte menos a nosotros como seres, simplemente pone de manifiesto que su punto de vista es distinto. Cuando estamos abiertos a aprender de nuestra pareja, nos damos el permiso para crecer juntos, ya que la diversidad de opiniones enriquece la relación. ¡Y qué privilegio poder aprender de la persona a quien amamos!
Muy al contrario, cuando no aceptamos que nuestra pareja puede ser una gran fuente de crecimiento personal y no valoramos su opinión, le estamos afirmando que no nos interesa su punto de vista, ya que nosotros contamos con la verdad absoluta y, por lo tanto, no tenemos nada que aprender de ella. En cambio, partiendo de la humildad, nuestras expresiones tomarán la forma de: “Bajo mi punto de vista” o “Lo que yo pienso es que…”. Sin el objetivo de ganar, sino con el de crecer juntos.
Nosotros somos quienes decidimos de qué manera queremos vivir las conversaciones con nuestra pareja y con las demás personas de nuestro alrededor. Cuando decidimos crecer con nuestra pareja, tomamos consciencia de nuestra responsabilidad y de las consecuencias que nuestras acciones tienen en el bienestar de la relación. Y es precisamente en el momento en el que nos damos la oportunidad de aprender, cuando nuestras conversaciones se vuelven constructivas y el entendimiento y la complicidad aumentan. Al preguntarnos por la finalidad de nuestra manera de comunicarnos, nos damos cuenta de si nos estamos alejando o acercando a la forma en que queremos vivir nuestra relación de pareja.
¿Qué te han parecido las 6 claves de la comunicación para crecer en pareja?
¿Qué estás decidiendo cuando te comunicas con tu pareja?
¿De qué manera tus intervenciones te acercan al crecimiento en pareja?
¿Cuál es la decisión que quieres tomar?